Neuralink lanza un estudio para controlar un brazo robótico con el pensamiento

La empresa de Elon Musk avanza con un estudio para que personas con parálisis puedan mover un brazo robótico gracias a un implante cerebral inalámbrico.
Neuralink, la empresa de implantes cerebrales fundada por Elon Musk, ha comenzado un nuevo ensayo para probar una de sus tecnologías más innovadoras: permitir que una persona controle un brazo robótico solo con sus pensamientos. Este nuevo estudio marcaría un avance importante en la investigación de las interfaces cerebro-computadora (BCI), que podrían cambiar radicalmente la vida de las personas con parálisis y otros trastornos neurológicos.
La interfaz cerebro-computadora (BCI) es una tecnología que permite a las personas interactuar directamente con dispositivos externos a través de las señales de sus cerebros. Las BCI leen y decodifican las señales neuronales relacionadas con los movimientos, y en el caso de Neuralink, se utiliza un pequeño dispositivo inalámbrico denominado N1. Este implante, del tamaño de una moneda, es insertado quirúrgicamente en el cerebro, donde los hilos recogen las señales neuronales y las transmiten a una computadora para su interpretación.
El N1 es diferente a las BCI tradicionales. Mientras que los dispositivos anteriores requerían cables que conectaban el cerebro a una computadora, el sistema de Neuralink es completamente inalámbrico. Esto elimina las limitaciones físicas y mejora la comodidad y funcionalidad. En un experimento reciente, Neuralink mostró cómo su dispositivo permitía a un participante controlar el cursor de una computadora y jugar ajedrez, un avance importante que demuestra la viabilidad de la tecnología para restaurar el control de dispositivos simples.
Aplicación del implante en un brazo robótico
El siguiente paso en la investigación de Neuralink es el uso del implante para controlar un brazo robótico. Este tipo de tecnología ya ha sido probado en investigaciones anteriores con animales y seres humanos. Por ejemplo, en 2008, un equipo de la Universidad de Pittsburgh demostró que un mono podía controlar un brazo robótico con su cerebro. Sin embargo, la gran novedad de Neuralink es la posibilidad de usar su dispositivo inalámbrico para controlar un brazo robótico de manera más precisa y eficiente.
El brazo robótico de asistencia que Neuralink probará en este estudio tiene el potencial de permitir a las personas con parálisis realizar movimientos de manera independiente, utilizando únicamente sus pensamientos. Esto representa un avance significativo en comparación con los métodos tradicionales, que eran más invasivos y requerían un largo período de calibración y ajuste.
Desafíos y avances en la calibración de la BCI
Aunque el estudio es prometedor, existen varios desafíos que Neuralink debe superar. Uno de los mayores obstáculos es la calibración del sistema. El control de un brazo robótico no es sencillo: requiere un ajuste preciso para interpretar las señales cerebrales de manera que el movimiento del brazo sea fluido y natural. Según expertos como Brian Dekleva, investigador en la Universidad de Pittsburgh, la calibración es un proceso que puede llevar mucho tiempo y puede resultar incómodo para los usuarios.
Otro desafío importante es la fiabilidad del implante. En el pasado, algunos participantes de estudios previos, como Noland Arbaugh, enfrentaron problemas con el dispositivo, como la retrasión de los hilos que se insertan en el cerebro. Estos problemas pueden afectar la precisión y estabilidad del sistema, lo que dificulta su uso constante. Sin embargo, Neuralink ha hecho esfuerzos para mejorar la fiabilidad de sus dispositivos, tomando medidas para reducir el riesgo de que los hilos se retraigan del cerebro durante la cirugía.
Potencial para mejorar la calidad de vida de personas con parálisis
Si el estudio de Neuralink tiene éxito, podría significar un cambio radical para las personas con parálisis. Actualmente, muchas personas con trastornos neurológicos dependen de dispositivos asistivos como sillas de ruedas o brazos protésicos controlados por movimientos residuales. Con el avance de las BCI de Neuralink, estas personas podrían recuperar la autonomía para realizar tareas cotidianas que antes eran impensables, como agarrar objetos, alimentarse o realizar movimientos precisos con un brazo robótico.
El trabajo de Neuralink podría no solo transformar la vida de quienes sufren de parálisis, sino también allanar el camino para nuevos avances en la medicina y la neurotecnología. Si el implante es capaz de controlar con precisión un brazo robótico, las aplicaciones de esta tecnología podrían extenderse a muchas otras áreas, desde la rehabilitación de pacientes con daño cerebral hasta la mejora de la interacción humana con dispositivos en general.