Etapas históricas
El texto ordena la evolución tecnológica en etapas y fases: de la invención por azar y el oficio artesanal a la máquina, la alianza con la ciencia y la automatización basada en control.
La tarea de ordenar en grupos los diversos Objetos Tecnológicos, en función de criterios generales, tiene cierta importancia en la tarea de definir la Tecnología como área del conocimiento. Uno de tales criterios es histórico, ya que es posible detectar ciertas etapas sucesivas en la evolución de la Tecnología a lo largo de la historia. Ortega y Gasset, cuyas ideas antropológicas filosóficas hemos considerado más arriba, distingue cuatro etapas: la del dominio del azar, la artesanal, la técnica y la tecnológica, en el sentido “cientificista” del término. Al emplear esta clasificación, sin embargo, debemos observar que, si bien en un ámbito cultural determinado su aparición es secuencial, se trata de modos diferentes de producción que en ciertas ocasiones pueden coexistir, aunque generalmente en forma inestable.
En la primera etapa, el número de técnicas al servicio del humano todavía es escasa, aunque seguramente forman un corpus coherente que permite distinguir las acciones técnicas de otras acciones más o menos naturales. No hay aún especialistas. La capacidad de cambio y la acción intelectual de la resignificación, principales características del acto tecnológico, son inconscientes; el humano inventa, pero aún no sabe que puede inventar y la lenta innovación surge, no como solución a nuevos problemas, sino por azar.
En esta etapa, la principal fuente de inspiración del humano probablemente fue la posibilidad de extender sus propios miembros para ampliar su alcance. Sin embargo, el hombre usó elementos ajenos a su propia estructura corporal y mental desde muy temprano: el fuego y la rueda no tienen equivalentes antropomorfos.
Estos dos elementos básicos de la civilización, sin embargo, tienen posiciones que difieren notablemente entre sí. El fuego es un fenómeno natural y el logro técnico consiste en su control, aun anterior a la aparición de la especie Homo sapiens. La rueda, muy posterior, fue un invento “absoluto”, porque el movimiento giratorio es ajeno a la naturaleza viviente. Fue inventada en varias civilizaciones, pero no en todas; y en algunas incluso fue abandonado su uso porque ya no respondía a las necesidades de los pueblos.
En la segunda etapa surgen especialistas, los artesanos. Sólo existen técnicas technai que son también artes, como lo señala la raíz común de las palabras “artista” y “artesano”. La transmisión del conocimiento se hace por tradición oral, por aprendizaje directo, y hay diversas escuelas y estilos. Los artesanos usan herramientas, si bien no ha surgido aún el concepto de máquina.
La tercera etapa es la de la tecnología de los técnicos. Aparece la máquina, que rápidamente pasa al primer plano, aunque coexistió con los artesanos durante mucho tiempo. La máquina, por ejemplo, el telar mecánico, que comparado con el telar manual aún es una herramienta, ya no está tan claramente al servicio del artesano como lo estaba ésta. Es más, la tarea del artesano comienza a dividirse en dos funciones: la del técnico, que diseña y construye las máquinas, y las del operario que la atiende, con lo cual ya no es su dueño ni en el sentido económico ni en el técnico del término.
En realidad, en esta etapa la evolución del sistema económico, que se encamina hacia el capitalismo, hace que deba tenerse en cuenta un nuevo factor que hace que la unidad de función de los antiguos artesanos se divida en tres funciones y no en dos: el operario, que atiende a la máquina y tiende a ser dominado por ella y por sus dueños, cumpliendo las funciones que aquélla aún no puede realizar; el técnico ingeniero, que construye las máquinas y produce las innovaciones que las modifican a una velocidad cada vez más vertiginosa, y el propietario y financista, que ocupa una función cada vez más dominante. Esta etapa coincide además con la transformación del dinero, que pasa de ser un mero medio de intercambio a ocupar el centro de la escena.
Por fin, en la cuarta etapa, la actual, se produce la simbiosis de esta técnica maquinista con la ciencia. El desarrollo se basa en los conocimientos obtenidos mediante la ciencia, que a su vez avanza con el apoyo de la tecnología que inventa y construye sus instrumentos.
También es posible subdividir la historia de la Tecnología en fases caracterizadas de otras maneras. Distinguimos así una primera fase, en la cual el hombre usa medios artificiales para complementar y aumentar el alcance de sus miembros y la intensidad de su fuerza muscular: de la técnica de plantar semillas mediante un palo (que aún se emplea en nuestro tiempo) se pasa a un arado empujado por el labrador. En una segunda fase, reemplaza esos miembros y esos músculos por el trabajo muscular de otros: de los esclavos y de los animales, y más tarde, por el de dispositivos mecánicos. El arado es ahora arrastrado por un buey y el labrador sólo cuida que no se aparte de la línea trazada.
En una tercera fase, comienza a predominar el desarrollo de los elementos de control. En esta etapa, el trabajo físico ya es casi enteramente ejecutado por máquinas. El hombre se reserva sólo el control, con el consiguiente ahorro suplementario de esfuerzo muscular. El buey es guiado por una vara y más tarde reemplazado por un tractor.
En la cuarta fase, también el control es dejado a cargo de dispositivos artificiales. Es ésta la etapa “cibernética”, en la que nos encontramos actualmente y en la cual el trabajo humano ha sido desplazado por completo o puede serlo de todas las tareas, con excepción de las que requieren una toma de decisión que implique juicios de valor de alto nivel. El desarrollo de la máquina de vapor por Watt ilustra muy bien esta transición; WYatt introduce el regulador de velocidad en una máquina que podía funcionar bastante bien sin él. El desarrollo actual permite detectar el comienzo de una fase en la cual las decisiones de bajo nivel son también tomadas por máquinas que son cada vez más inteligentes y conocen lo que su dueño quiere obtener con suficiente exactitud y precisión como para decidir en virtud de esos deseos. Las decisiones de alto nivel aún son tomadas por humanos.
Un hecho que vale la pena mencionar en este lugar es la coexistencia temporal de todas las etapas, fases y bases tecnológicas aún en la actualidad. Aunque el sistema dominante esté claramente orientado por la etapa en la que se impone la “alta tecnología” sobre todas las formas anteriores, el nivel de desarrollo de las diferentes regiones no es parejo y existen lugares en los cuales se encuentran todas las etapas anteriores; incluso en algunas regiones remotas de la Tierra, la neolítica.
