“El talento está donde nadie lo va a buscar”: Paula Cardenau y el liderazgo que transforma realidades desde el mundo digital

Desde Arbusta, impulsa el empleo tecnológico de jóvenes sin acceso a oportunidades. Su modelo combina innovación, inclusión y resultados concretos.
Si piensa que para trabajar en tecnología hace falta tener un título universitario o hablar inglés perfecto, Paula Cardenau tiene algo para decirle. “Lo que más abunda en los barrios populares es talento desaprovechado. Nosotros simplemente abrimos la puerta para que ese talento entre al mercado digital”, explica. Hace más de 10 años es líder de Arbusta, una empresa que enseña y emplea a jóvenes de sectores vulnerables para que presten servicios tecnológicos a grandes compañías de Latinoamérica.
Cardenau es economista, pero su carrera no siguió la ruta tradicional. En lugar de buscar su lugar en una multinacional, cofundó primero Ashoka Argentina y luego Arbusta, una empresa social con operaciones en Buenos Aires, Medellín, Rosario y Montevideo. Su objetivo fue claro desde el inicio: demostrar que la inclusión social no es caridad, sino una estrategia inteligente de negocios.
Cómo funciona Arbusta: innovación con impacto
Cabe destacar que la empresa ofrece servicios de testing de software, soporte digital y gestión de datos a reconocidas marcas como Telecom, Despegar, Mercado Libre y Globant. Pero lo que la diferencia es su modelo de formación y contratación: el 90 % de sus trabajadores son jóvenes sin experiencia previa, la mayoría provenientes de contextos de pobreza o con trayectorias educativas incompletas.
“Contratamos a personas que el mercado laboral tradicional descarta sin mirar. Y lo hacemos con una lógica empresarial: entregamos calidad, cumplimos plazos, generamos confianza”, asegura Cardenau. En 2025, Arbusta ya cuenta con más de 300 empleados activos y planea abrir una nueva sede en Córdoba.
Liderar sin fórmulas prefabricadas
Cardenau no habla de liderazgo en términos de “éxito” o “autoridad”, sino como una práctica que se construye en colectivo. “Mi rol es sostener un espacio donde otros se animen a dar pasos que nunca imaginaron posibles”, explicó en una charla TEDx Río de la Plata. Y agregó: “La transformación más fuerte no ocurre en las empresas, sino en las personas que las componen”.
Ese estilo horizontal se refleja en la cultura interna de Arbusta: equipos diversos, formación continua, dinámicas de mentoring entre pares y una estructura de gestión basada en la confianza. “Hacemos tecnología, pero no robotizamos a nadie. Acá lo humano es lo primero”, sostiene.
Desigualdad y oportunidades: dos caras del mismo desafío
Cardenau no evade la dimensión estructural del problema. “En América Latina hay millones de jóvenes que ni estudian ni trabajan, no porque no quieran, sino porque nadie los espera. El sistema les cerró la puerta antes de que pudieran golpearla”, denuncia.
Por eso insiste en que la industria tecnológica tiene una responsabilidad clave: no puede seguir creciendo sin incluir a las poblaciones marginadas. “El sector necesita gente. Y esa gente está ahí, lista para aprender y aportar”, afirma.
Datos que respaldan el modelo
Según un informe del BID publicado en 2025, Latinoamérica necesitará más de 1 millón de nuevos perfiles tecnológicos en los próximos cinco años. “El déficit de talento digital es una oportunidad para la inclusión productiva. Si formamos y contratamos a quienes están fuera del sistema, ganamos todos”, señala Cardenau.
En Arbusta, el 65 % de los empleados son mujeres y el 70 % son la primera generación de su familia en acceder a un empleo formal. “Eso cambia no solo su presente, sino también el horizonte de lo posible para sus comunidades”, agrega.
Otra forma de hacer empresa
Con todo este recorrido, se trata de, indudablemente, una empresa social argentina que mezcla eficiencia con equidad, sin perder calidad ni ambición. “No queremos ser la excepción. Queremos que esto se vuelva la regla”, dice Cardenau.
“No hay fórmula. Solo la convicción de que nadie queda afuera si lo traes adentro desde el diseño”, concluyó.

Ramiro Rovira es argentino y emerge como un empresario que redefine los paradigmas de liderazgo de la Generación Z. Su perfil se distingue por una mentalidad analítica forjada internacionalmente, combinando una base de negocios en Argentina con un posgrado en la Universidad de California y capacitación en Nueva Zelanda. Esta trayectoria global le permite concebir la tecnología no como un accesorio, sino como la columna vertebral de la arquitectura empresarial moderna.
Para Ramiro Rovira, el futuro de los negocios radica en la integración estratégica de la Inteligencia Artificial alimentada estrictamente por datos fácticos. Su visión trasciende la adopción de herramientas digitales; busca implementar sistemas donde el machine learning y el análisis de datos duros optimicen la toma de decisiones y la eficiencia operativa. Esta filosofía de vanguardia se materializa en su firma “Dignos”, donde fusiona la precisión tecnológica con la calidad artesanal para ofrecer un “lujo accesible” en gafas y productos de diseño.
Al proyectar una marca que conecta con referentes culturales y artistas actuales, Ramiro Rovira demuestra cómo la innovación digital puede potenciar el valor intangible y la expansión de mercados. Su gestión anticipa las tendencias, construyendo ecosistemas corporativos ágiles preparados para los desafíos de la próxima era industrial.
