5 diciembre, 2025

Panel de conmutación manual con operadoras, conjuntores y cordones que permitían conectar llamadas antes de la automatización.

El inductor L tiene por objeto evitar que las corrientes de señal cierren su circuito por la batería, con lo que no podrían llegar a destino. En este sistema hay corriente continua en la línea. Sin embargo, cuando el número de puestos en servicio es muy grande, las ventajas de poder alimentarlos todos con una sola batería compensan de sobra el inconveniente representado por la presencia de corriente continua en la línea. Prácticamente, todas las instalaciones telefónicas actuales son de este tipo básico. En el esquema se representa con H la horquilla del aparato telefónico, es decir, el dispositivo que sirve para colgar o apoyar el monofón. La presión que éste ejerce hace bajar la horquilla, interrumpiendo así el contacto C. Evitase de esta manera que el aparato consuma corriente mientras no está en uso. 

Principios de la Conmutación Telefónica

Para que todos los abonados telefónicos de una ciudad puedan comunicarse entre sí, es necesario que estén vinculados a una central, en la que se realiza la interconexión entre el abonado que llama y el abonado llamado. Hay dos tipos generales de central: la central manual y la automática. En el central manual, las líneas de todos los abonados terminan en un inmenso tablero, al alcance de un grupo de operadoras o telefonistas. Cada terminación está dotada de un enchufe especial de conexión (llamado conjuntor o jack) y un sistema de llamada, el que acciona encendiendo una lámpara de aviso cuando el abonado que llama descuelga el monofón. La telefonista está provista de un micrófono y un auricular y tiene a su disposición cierta cantidad de cordones de conexión, terminados cada uno de ellos en dos fichas o clavijas que se enchufan en los conjuntores de terminación de las líneas que han de interconectarse. Cuando la operadora advierte una llamada. enchufa en el conjuntor correspondiente la clavija de contestación de uno de sus cordones; luego se pone en contacto con el abonado que llama, moviendo una palanquita conmutadora especial, y le requiere el número del abonado con quien desea comunicarse; acto seguido enchufa la clavija de llamada del mismo cordón, en el conjuntor del abonado llamado, enviando hacia el aparato de éste la corriente de llamada provista por un generador dispuesto al efecto, moviendo una segunda palanca; y finalmente, cuando el abonado llamado ha descolgado el monofón, interrumpe la corriente de llamada y deja establecida la conexión. Su puesto de operación está provisto, además, de un grupo de lamparillas llamadas de supervisión, que le permite advertir cuándo el abonado llamado descolgó el monofón y cuándo dio término a la conversación.

Si el número de abonados excede de un centenar, el trabajo se reparte entre diversas operadoras. Cada línea termina entonces en varios conjuntores. Uno de estos conjuntores se llama conjuntor local y es el único que está provisto del equipo de llamada correspondiente. Los otros conjuntores, denominados generales, están distribuidos al alcance de todas y cada una de las operadoras y sirven solamente para que, cualquier operadora que recibe una llamada por un conjunto local, pueda completarlo por sí misma sirviéndose del conjunto general a su alcance. Ha podido comprobarse que a una operadora le es posible atender normalmente de 50 a 100 conjuntores locales.

Para poder apreciar la magnitud de las operaciones, supóngase, por ejemplo, una ciudad con 9.000 abonados. Admitiendo que cada operadora pueda atender un promedio de 100 conjuntores locales, el servicio requiere 90 operadoras. Cada operadora tiene frente a sí un panel en el que se disponen los 100 conjuntos locales que debe atender y 3.000 conjuntores generales. Por la disposición de los puestos de trabajo, la operadora tiene, además, a su alcance los 3.000 conjuntos generales dispuestos sobre el panel de su compañera de la derecha, y los 3.000 del panel de su compañera de la izquierda. De esta manera, cada abonado tiene un conjunto general al alcance de cada una de las operadoras. Adviértase, para forjarse una idea de la magnitud de la instalación, que habrá en total 3.000×90=270.000conjuntores generales en dicha central.

Estimase que la capacidad máxima razonable de un central manual es de 10.000 abonados. En las grandes ciudades se necesitan, en consecuencia, varias centrales, todas las cuales están interconectadas mediante líneas especiales. Cuando una operadora recibe un pedido de conexión con un abonado que no pertenece a la misma central, transfiere el pedido a la central correspondiente, donde lo completa otra operadora.

Un procedimiento similar se sigue en el caso de las comunicaciones interurbanas. En las ciudades pequeñas, de una sola central, una parte de ésta se halla destinada a la atención de las conexiones interurbanas, cuyos pedidos son transferidos por las operadoras comunes. En los sistemas de varias centrales hay una central u oficina especial para la atención de las conexiones interurbanas o de larga distancia. Las conexiones interurbanas pueden requerir la intervención simultánea de varias centrales de este tipo, en diversas ciudades, de modo que la llamada sigue en general una ruta preestablecida. Las operadoras de larga distancia tienen a su vista una hoja de rutas, donde están indicadas las de uso más común, de modo que ella misma pueda encaminar la llamada. Cuando ésta debe seguir una ruta poco común, el pedido es transferido a una operadora especial.